jueves, 24 de marzo de 2011

"Para no olvidarse y tener memoria, el ruido es mejor que los minutos de silencio"


El 24 de marzo son los 92 millones con los que comenzaba mi DNI de residente extranjero permanente.

El 24 de marzo son las preguntas que me hacían de chico por ese 92 millones: “¿Por qué 92? ¿Tus papás son extranjeros? ¿Costa Rica es lo mismo que Puerto Rico? ¿Si nacés en Costa Rica sos puertorriqueño? ¿Y si tus papás eran argentinos por qué se fueron?

El 24 de marzo son aquellos recitales a los que nos invitaban desde pendejo con las distintas bandas que tuve para recordar la fecha y a los que iba queriendo decir algo inteligente, pero lo más inteligente era simplemente estar ahí, sabiendo que no queríamos ser ni milicos, ni vigilantes aunque nos chupara un huevo la política y nos importara más la distorsión y tocar un par de canciones.

Nunca nos invitaron a tocar con una banda a los festejos de un 9 de Julio, un 25 de Mayo o al Día de la Bandera, pero sí para un 24 de marzo. Siempre alguien arma un sonido precario en algún escenario y planta gente con una viola eléctrica colgada. Porque para no olvidarse y tener memoria, el ruido es mejor que los minutos de silencio.

No militaban con Belgrano, ni con San Martín, ni con Saavedra o Mariano Moreno, pero cuando se recuerda como una fecha nacional el 24 de 1976, pienso en ellos porque eran parte activa de la historia. Pienso en ellos, sus amigos y las ideas que tenían para el mundo. Y también las que tenían y tienen para la vida de todos los días.

El 24 de marzo son mis viejos.