lunes, 25 de abril de 2011

Maximiliano Gerscovich en Facebook le responde a esta intervención de Elsa Drucaroff:

Elsa Drucaroff: al poner "Maximiliano Gerscovich" como vocativo al comienzo de tu exposición, efectivamente estas discutiendo conmigo. Lamento, deploro y repudio la comparación que hacés, y sostenés, con el Holocausto y la persecución, tortura, muerte y saqueo a millones de judíos en Europa en el siglo XX. Tu ascendencia judía no te da inmunidad ni intelectual ni moral para semejante disparate, carente de toda validez argumentativa (ya dos personas te mencionaron la ley de Godwin) y absurda en términos fácticos: NINGUNA MUJER MURIÓ POR UN PIROPO, así se trate de la mayor obsenidad proferida por el Homero de la chabacanería. Y por favor no me retruques con el neologismo "femicidio" porque ni Terranova ni nadie en este debate amenazó de muerte a nadie, algo que sí lleva implícita tu infame analogía del jabón. (Acá iría punto aparte pero Zuckerberg no lo permite) No te voy a explicar en este espacio qué significa el sexo anal, remitite a tratados científicos y de divulgación si no lo experimentaste (te adelanto que suele ser una gran fuente de placer para hombres, mujeres, heteros y gays, sólo hay que saber coger, simple, también para eso hay amplio material pedagógigo audiovisual). Lo único que te puedo decir, es que juzgar moralmente a la gente por sus prácticas sexuales, en tu caso lo que describís como "pobre sexualidad masculina", es de mojigatos,retrógrados y conservadores. Interesante también cuando decís: "como mujer tengo derecho a no escuchar los deseos que quienes yo no deseo tienen conmigo". No voy a juzgar qué grado de realidad o fantasía tiene esa hipótesis porque sería poco amable de mi parte, pero sí te puedo decir que se trata de una doctrina jurídica bastante sui generis que tiene sólo dos modos de implementación: o salís con tapones en los oídos a la calle o iniciamos una campaña de terror jacobino, con linchamientos, guillotinados y por qué no empalados en plazas públicas para desalentar a quienes osen proferir alguna forma de deseo sexual referida a tu persona. Es más, podemos instituir el crimen mental, como en "1984", no ya para quienes te digan algo de contenido sexual no aprobado previamente por vos, sino para quienes siquiera se atrevan a pensarlo! (Te das cuenta del alcance de la teoría Godwin ahora?) También quisiera señalar el carácter asquerosamente clasista de la inicativa Hollaback y sus defensores de campus universitario middle class: parecen las damas blancas de la sociedad sureña afligidas por las miradas lascivas de los demonios negros. Pero esto también tiene solución: instaurar un nuevo servicio obligatorio, esta vez no militar sino poético, donde hombres de clase baja y poca instrucción, accederán a poemas de Neruda y lo más selecto del romanticismo francés del siglo XIX, para dejar atrás esas groserías espontáneas y deleitar a las damiselas virginales y pudorosas como Elsa, con églogas de alto vuelo. Por último, lamento decirte que creo que todo este escándalo que hacés, teñido de macarthismo, intolerencia y represión sexual esconde una simple y dura verdad: no tenés el talento, el sentido del humor ni la imaginación para responderle a Terranova en sus propios términos."